jueves, 14 de junio de 2012

Mar para Bolívar .... Mar para Bolivia ....


MAR para BOLIVAR – MAR para Bolivia

"Yo deseo más que otro alguno, ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria" (Carta a Jamaica, Bolívar)

Quien entrevista le pregunta, si por esta eventual franja de tierra, Bolivia debía compensar a Chile y Jodorowski le dice, casi con enojo: ¡nada, nada, nada!
La franja de Jodorowski es su sueño de psicomagia de Chile para el mundo, un llamado a levantar una caricia-matríztica de nuestra comunidad para con otra comunidad, una invitación a tener pasión-com, para con el pueblo Boliviano, un grito agónico para devolverles la madre, porque para Jodorowski el mar es la cuna, la matriz, la raíz maternal. Sólo entiendo esta maternidad del mar, cuando la reflexiono en paralelo a la lucha por la territorialidad Mapuche o cuando cavilo la tristeza Kaweschkar, a propósito de su deprivación civilizatoria del mar, el momento aquel en que les obligaron a vivir en cómodas casas occidentales, para lo cual debieron abandonar sus chalanas (embarcaciones originarias).
Recuerdo el viaje de mi madre, llevando niños y niñas campesinos pobres a la ciudad para ver cine, casi nada es tan imborrable –para ella- como esas caritas de asombro. Recuerdo las colonias de mi ciudad natal, coordinadas por mi padre al mar de Constitución, en donde muchos jóvenes vieron por primera vez este infinito. Imaginemos las miles de niñas y niños bolivianos, que no conocen ni conocerán el mar. Imaginemos sus rostros en el segundo exacto de poder conocerlo...
Instantáneamente a estos recuerdos evoco la imagen de Daniel, el niño castigado en la película de Truffaut, los 400 golpes, que tras peregrinar dolorosamente, encuentra en la escena final (de gran lirismo), lo que para los creadores de la nueva ola el mar significa: la conciencia de todo ser humano.
No entiendo como seguimos SOPORTANDO cerrar el infimito a otro pueblo, no imagino la razón para dictaminar esta sequedad, que al final de cuentas, se transforma en una sequedad propia del alma nacional.
Yo creo que en esto juegan más que nada los temores de una clase política, forzados por la camisa de la “razón geopolítica militar”. Creo que los seres humanos sencillos pueden entender que un pedazo de tierra menos, no es peligro ni para la identidad ni para la felicidad de los pueblos.
Imagino el sueño de Bolívar más allá de los procesos emancipatorios y de la comunidad del territorio, casi como la sensibilidad para responder a heridas como ésta, que son heridas de alma nacional. Sé que somos muchas y muchos los que ya hemos entregado un territorio en el mar a Bolivia y como en este gesto interno, el sueño bolivariano se ha hecho más real. Ahora sólo falta, romper la soledad de los acongojados manipuladores del poder, para que desdibujen sus vergüenzas, esas que cultivan a escondidas, para que quiten de sus espaldas el lastre de esos límites que finalmente son límites al corazón de lo humano.
Yo quiero ver niños y niñas en las playas de un mar que finalmente no es de nadie y es de todas y todos, que es definitivamente… de la humanidad entera. Me pregunto que haría Bolívar si tuviera mar para repartir, sino devolver cierta urgencia de libertad al pueblo boliviano. .. Me pregunto que nos pediría Bolívar si supiera que parte de nuestras utopías es construir la “Gran Colombia” o el sueño bolivariano... Una cosa importante es necesario recordar: las fronteras se borran primero en los corazones, más tarde en las cartografías...

¡MAR para BOLIVIA, ahora es cuándo!

Claudio Escobar Cáceres

Abril 2007.

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